ORACIÓN DEL TAREFERO
Soy tarefero, así Dios lo ha querido,
y no reniego de mi suerte y mi destino.
A veces quiere Añá que me retobe
y la bronca me reboza a borbotones.
Me azota el sol, la helada, el aguacero,
y Añá me dice: -¡Qué camino tan fulero!...
tu Dios no te quiere, a ti no te ha elegido,
te ha abandonado, estás solo, ¡Añá es tu amigo...!
Pero quédate tranquilo, Padrecito,
no voy a traicionarte, soy buen hijo.
A veces no encuentro, por mas que piense,
lindas palabras para hablar contigo.
Espero que le entiendas a mi alma,
y me des una señal si estás conmigo.
Necesito creer que existe un cielo,
que no en vano soy un hombre tan sufrido.
En la negra noche de los miedos,
de tormentas, de fiebres y de aullidos,
quiero cerrar los ojos y dormirme,
y sentirme un gurisito protegido.
Si el sol que me despierta es tu caricia,
y en la lluvia mansa lloras conmigo,
¿Es la tierra roja en los yerbales
por la sangre del Jesús hermano mío?
Si a Él lo amaste tanto hasta el dolor
de su carne herida en el martirio,
mis penurias de ser un tarefero,
igual que a Él, por amor me has elegido.
Felices los que sufren, prometiste en la montaña,
los que no tienen nada, los que creen como niños...
Yo sé que un día vendrás a buscarme,
y en un verde cielo jugarás conmigo.Amén
Soy tarefero, así Dios lo ha querido,
y no reniego de mi suerte y mi destino.
A veces quiere Añá que me retobe
y la bronca me reboza a borbotones.
Me azota el sol, la helada, el aguacero,
y Añá me dice: -¡Qué camino tan fulero!...
tu Dios no te quiere, a ti no te ha elegido,
te ha abandonado, estás solo, ¡Añá es tu amigo...!
Pero quédate tranquilo, Padrecito,
no voy a traicionarte, soy buen hijo.
A veces no encuentro, por mas que piense,
lindas palabras para hablar contigo.
Espero que le entiendas a mi alma,
y me des una señal si estás conmigo.
Necesito creer que existe un cielo,
que no en vano soy un hombre tan sufrido.
En la negra noche de los miedos,
de tormentas, de fiebres y de aullidos,
quiero cerrar los ojos y dormirme,
y sentirme un gurisito protegido.
Si el sol que me despierta es tu caricia,
y en la lluvia mansa lloras conmigo,
¿Es la tierra roja en los yerbales
por la sangre del Jesús hermano mío?
Si a Él lo amaste tanto hasta el dolor
de su carne herida en el martirio,
mis penurias de ser un tarefero,
igual que a Él, por amor me has elegido.
Felices los que sufren, prometiste en la montaña,
los que no tienen nada, los que creen como niños...
Yo sé que un día vendrás a buscarme,
y en un verde cielo jugarás conmigo.Amén
Claudia
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